¿También el tuyo se fue? -Sí, necesitábamos terminar de construir la casa.
Quizá una de las cosas más extrañas que me hayan pasado en los últimos días es volverme un radar en las conversaciones ajenas y poder extraer de ellas vivencias que de no ser ajenas, jamás hubiera podido “vivir” y de las que siempre se puede aprender algo. A continuación narraré la historia de dos mujeres adultas y su experiencia al construir un sueño, su casa.
Ambas mujeres, tenían visiblemente más de 50 años, son vecinas y viven en el norte del Distrito Federal, eso lo sé porque el Metro de nuestra ciudad nos permite conocer diariamente a cientos de personas diferentes, que en algunas ocasiones se abren ante los ojos y oídos de todos los pasajeros de un vagón para contar intimidades a un amigo compañero de viaje, que terminan siendo escuchadas por todos los presentes.
El lugar era un establo –dijo una de ellas- yo ya me quería ir a mi casa, con mi mamá, ella vivía allá en la Morelos, imagínate, toda la vida con tanta gente y de pronto llegar ahí y ver que no había casi nadie, apenas éramos como tres familias y lo peor es que mi marido me dejaba ahí metida todo el día, que para que no nos fueran a invadir, con el miedo que me daba. Pero me aguante, y me aguante no por mi, sino porque mi papá fue a hablarme, a decirme que así es la vida y que tenía que sufrir tantito para tener las cosas, así como ves ahorita la casa, comenzamos con dos cuartos, uno que era la cocina -comedor y el otro la recamara.
Justo una noche antes de escuchar esta conversación había hecho la lectura del Diagnóstico de la Calidad de vida en el DF, y no podía evitar vivir todo lo que la señora narraba. Entonces recordé el fenómeno de la autoconstrucción y fue cuando ella le conto a su acompañante que entre su marido y su suegro habían hecho la primera parte de esa casa, y después, la cosa se puso dura –esas fueron sus palabras- y fue cuando su marido tuvo que irse... pues tenían que terminar la casa, porque ya tenían tres hijos y con el sueldo que tenía él, jamás iban a terminar. - ¿Y para dónde se fue? Yo me fui con mi marido a Nueva York, pero vieras cuánto nos costó para conseguir trabajo –fueron las palabras de la otra mujer, aquella que sólo escuchaba, pero ahora también contaba su historia-. Se fue a San Francisco, pero no creas que fue fácil, yo sola con los tres chamacos y mi marido que quería que su papá siguiera construyendo la casa solo, no, no, ya pasaron más de 20 años de eso y todavía seguimos construyendo, ya estoy harta, toda la comida me sabe a cemento.
No pude evitar sonreír ante el comentario de la señora, “toda la comida me sabe a cemento” , pensé entonces en las casas de venta de materiales y en todos los números que dicen que 70% de su capital entra por las ventas al menudeo , y la eterna mejora de las casas que han surgido con el fenómeno de la autoconstrucción , la casa de la señora llevaba al menos 20 años sin dejar de ser construida, primero fue su marido junto con su suegro para después añadir a los hijos y así, tenía una familia con el sueño de ver su casa terminada, un sueño eterno con mejoras eternas, porque siempre aunque parezca que ya está, siempre sale algo más –dijo la señora con bastante firmeza.
Ambas mujeres habían llegado allí desde su juventud, con sólo sueños en los bolsillos y miedo, miedo a que las cosas no salieran bien. La otra mujer, aquella que apenas hablaba dijo –Tanto que hemos sufrido para tener nuestras cositas, como para dejarlas así, ya cuando mis hijos ganen más dinero entonces vamos a terminar la casa-. Era más que innegable, la autoconstrucción para ellos era una forma de vida, era la esperanza eterna de un futuro mejor, la comida necesita saberles a cemento para poder sentirse realizados, para poder tener sus cositas.
Quizá por fuera sea un fenómeno difícil de entender, pero estando allí, solo, ocupando un terreno de manera ilegal, temiendo a un desalojo, construyendo sin descanzo... quizá sólo estando en esa posición entenderíamos el por qué de la apariencia de eternidad en la autoconstrucción, ¿por qué parece que nunca terminan?