viernes, 10 de junio de 2011

Trabajo Final

Recorrido por el Centro Histórico












Quizá en México tengamos varias Ciudades de Dios.

http://www.youtube.com/watch?v=NmkwG7ux3l0


La ciudad de Dios se convirtió en el lugar a donde el gobierno siempre mandaba a todos -los pobres- con cualquier motivo. Se derrumbó mi casa, invaciones o demás, la Ciudad de Dios estaba ahí para ser el recipiente de todos aquellos que no cabían en la ciudad que no era de Dios.


La película de Meirelles es un cruel reflejo de la realidad de l as fávelas en Brasil, en donde comerciar con drogas se vuelven el negocio más redituable y la manera más rápida de conseguir además el respeto en los bajos mundos.



Como les dije, no soy pirata de jueguito.

Reflexión basada en, Degraded Images, Distorted Sounds-Nigerian Video and the infraestructure of piracy.

La calca, decía Deleuze, nos pasamos la vida entera haciendo calca, reproduciendo lo que ya se produjo. Copiando siempre, copiando todo.


Quizá esté en nuestra naturaleza, en nuestras ganas de ser siempre mejores, cuando creemos que ser mejores es tener un bolso Chanel, que en el mercado de la piratería puede ser desde una ganga de 50 pesos hasta un Clon de unos mil, que igual no deja de ser una calca de aquello que deseamos. 


La piratería es el negocio que ahora es, gracas a esas ganas insaciables de ser vernos mejor en comparación al otro. Aunque lo pirata, casiisiempre dice a gritos, serlo. Es decir, su "calidad" jamás igualará al original. 

Soy pirata y no me llamo Garfio.

Basado en Media Piracy in Emerging Economies.


Y tampoco tengo uno, hablando de garfios. Hablando de piratas mejor, seguro lo primero que viene a nuestra mente cuando decimos piratería, es Discos y películas piratas, todos ellos de pésima calidad si cuestan entre 10 y 15 pesos. Pero si son tan malos, ¿qué hace que sean un buen negocio? Y otra vez, la pobreza aparece como el mal de los males, lo altos precios no permiten que la gran mayoría de la gente no pueda tener acceso a las creaciones -en ocasiones- artísticas, ni del séptimo arte ni las musicales.


Y ante los altos precios, comprar un disco en el tianguis del viernes o del martes o de cualquier día, se vuelve la única opción para poder obtener entrenimiento a bajo costo. Pero, ¿es esto bueno? Quizá tenga miles de justificaciones, pero por donde se le vea, este es un problema que afecta a la producción de arte, que para muchos puede ser insignificante, pero entre menos redituable  sea producir cosas de calidad, menos calidad habrá en lo que se oferta en la industria del entretenimiento.


Calidad, y calidad a bajo costo, quizá una de las grandes paradojas, pero no  imposible. La industria de la producción ha ido encontrando alternativas, quizá no tan lucrativas pero sí buenas, entre ellos el itunes. Que lucha contra la piratería del tianguis y la pirateria que hacemos cuando bajamos nuestras canciones o películas por internet, así todos hemos sido piratas alguna vez, y piratas en serio... no jugando.

Comunicación y poder, Manuel Castells

La fila era enorme, estuve en ella por casi una hra. para luego ser trasladada a una sala en donde transmitirían la conferencia de Manuel Castells en vivo. Y después de una improvisada sede externa de la conferencia, Manuel Castells hablaba sobre la comunicación en el siglo XXI y los movimientos sociales, hablaba de las redes sociales en específico de Twitter y de los conflictos en Medio Oriente y de la comunicación como posibilidad de información para poder entender los problemas y ser consciente de la realidad.

La represión de los medios de comunicación fue también un tema, en el cual ahondo lo suficiente, como para darnos a entender que la libertad de expresión y el libre flujo de la información, permite nuevas formas de poder o bien, su inmovilidad.

Cuando no hay de otra.

Basado en "The Street Vendors of Bangkok, Alternatives to Indoor Retailers at a Time of Economic Crisis". de John Walsh


Ser ambulante no es algo que digas cuando te preguntan en el kinder, qué quieres ser de grande. Ser ambulante es el resultado de todo un cúmulo de imposibilidades, de ofrecer empleos, de encontrar los pocos, de la pobreza crónica, de no terminar los estudios, de una y mil cosas más, pero es muy seguro que no es algo que un niño del kinder dibuje como profesión.


Quizá no sea un orgullo y quizá giren miles de mitos y de malos comentarios con respecto al comercio informal, pero no todo ello es malo. Es dañino con el ambiente urbano, sí, innevitablemente, pero sería más dañino tener la calle con 25 mil delincuentes más de los que ya hay. 


Y sí, yo quería ser cantante.



jueves, 9 de junio de 2011

Y ahora los ambulantes son nuestros

Reflexión basa en "Formalizing the Informal Economy: The Case os Street Vendors in Mexico City"


Los ambulantes destruyen, ell Centro Histórico se está deteriorando, generan toneladas de basura diarias, venden drogas, se ven mal... y podemos seguir diciendo muchas de las cosas que se decía cuando los ambulantes aún formaban parte del centro de la ciudad. Y con todas ellas se armó un argumento congruente y creíble de por qué retirarlos del Centro Histórico.




La primera propuesta de desalojo a los ambulantes en la ciudad se da en 1993 en la administración de Manuel Camacho Solís, eran diez mil los ambultanes y se tenía un plan que sonaba hermoso, se les darían plazas y pasajes comerciales muy bonitos todos para que se establecieran en ellos bajo el régimen de la legalidad, y después de negociaciones con las mafías que se encargan de la protección de los comerciantes, se logró su retirada, pero no se tenía contemplado que el plan fracasará y que la crisis del año siguiente -1994- traería a los ambulantes no sólo de vuelta, sino recargados.


Para 2002 bajo el mando de Andrés Manuel López Obrador, se crea la fundación Centro Histórico de la que es parte Carlos Slim, y él cual ha invertido bastante en el centro, como uno de los primeros pasos del Programa por el Mejoramiento del Centro Histórico, programa que continuaría Marcelo Ebrard quien en 2007, logró lo que hasta este año 2011 parece la retirada casi definitiva de los ambulantes del Centro Histórico, volviéndo a la ídea las plazas y el volver formal lo informal, concepto que parece estar funcionando medianamente, pues hay quienes aseguran no es negocio, y que pueden pasar tres días para que se persigen, es decir no venden nada por días.






Así el problema es más complejo de lo que se cree, y quizá el formalizalos sea sólo un paliativo, porque una respuesta real, sería una oportunidad laboral real, en donde tuvieran todos los beneficios económicos  del resultado de ser comerciantes, además de seguro médico y prestaciones de Ley. Pero como sabemos que es muy complicado que esto pase, quizá valga más dejar que por la válvula de escape se vayan más y más posibles desempleados.

Los vendedores ambulantes existen en todo el mundo...

Reflexión basada en "Street vending in post-opeartion Murambatsvina Harare: The case of female vendors at Machipisa, Highfield Township"


A vece y sólo a veces podemos llegar a creer que nadie ni nada puede pasar por lo que nosotros pasamos y que nuestros males son los más malos de todo el mundo y la eternidad. Pero no, para muestra, el comercio informal y callejero. Problema que aqueja a casi todos los países del mundo y que por más que se establezcan medidas de restricción a este tipo de comercio, mientras no se hagan reformas a las estructuras económicas de cualquier país con este problema. éste jamás acabará.


Al respecto de cómo lograr acabar con el comercio callejero muchos gobiernos han optado por volverlo una actividad delictiva, en donde los vendedores que no hacen nada más que buscar el sustento diario por su propia mano, como consecuencia de la incapacidad de sus gobiernos para garantizarles un empleo no sólo no en la calle sino formal. Porque no todos los empleos por más legales que parezcan lo son. 


Así el problema del comercio callejero, fue y es un problema para países como Zimbawe, para México o para cualquier país, y que como resultado de las crisis económicas o de la pobreza crónica, este problema tenderá a no desaparecer y que al igual como en Zimbawe se trató
de volverlos al campo de la formalidad, sin considerar los beneficios de la informalidad para ellos -los vendedores callejeros- se les privó de su modo de subsistencia y no se les dieron oportunidades reales de desarrollo laboral. Hablaremos del caso de México más adelant
e.
 

miércoles, 23 de marzo de 2011

jueves, 10 de marzo de 2011

El "Sakhasonke Village" En México.

Concentrar a la población, esa parece ser una opción a la incapacidad de las grandes ciudades por absorber a más y más habitantes, con ello se pretende lograr la reducción de los costos de la tierra y servicios además de integración de los menos favorecidos a la ciudad y pretender no agrandar la mancha urbana, pero si promoviendo su densificación.  Esos son algunos de los objetivos de este tipo de programas de vinculación interinstitucional, que pretenden Densificar comunidades heterogéneas, lo cual se logrará a través de la sinergia entre Municipios locales, ONG´s, líderes provinciales y organizaciones que se encarguen de promover y buscar esta convergencia interinstitucional.


Concentración de la población, se muestra así como el objetivo para poder brindar mejores servicios, además de proveer viviendas a la sociedad con ayuda del Estado,  pretendiendo con ello lograr una especie de ciudad virtuosa, llena de planeación urbana porque "Si se planifica bien, la densificación puede resultar en mejores condiciones de vida interna y externa siempre dentro de la cuantía de la subvención del gobierno" lo cual se nos presenta como una buena opción ante el problema de los Slums en el Tercer Mundo.


¿Pero qué pasa en el caso mexicano?
En México ha tratado de adoptarse este tipo de modelo de densificación demográfica en algunas regiones del país, tal es el caso de las Ciudades Rurales el Chiapas, que si bien no son soluciones a Slums urbanos sino esfuerzos gubernamentales por brindar a la población excluida una oportunidad para el desarrollo.
En ellas vemos los principios básicos de este modelo densificador... se acercan a las personas para poder brindarles servios de calidad y disminuir a su vez costos.


En este tipo de solución es de vital importancia el papel que juega el Estado además del papel de las organizaciones internacionales en conjunto con la sociedad civil organizada, pues nada de esto se podría lograr si no se logra vincular con éxito a todas las organizaciones, en conjunto con su discurso en el cual se descubre la preocupación por el desarrollo social,

La fractura de la noción moderna del Espacio público.

La ciudad es de todos por lo tanto es de nadie.
La ciudad es de todos por lo tanto es mía.

¿Cuál es la diferencia? Quizá entre la utopía armónica y la conflictiva realidad no existan más de dos palabras -al menos en el discurso teórico- pero en la realidad, la diferencia radica en lo que es y no lo que no es. La ciudad es de todos y por lo tanto es mía, se vuelve así la frase con la que más personas podrían identificarse y justamente en ella radica lo que es, una ciudad de la que todos se creen dueños y llena de distinciones sociales.

Una ciudad desvirtuada en donde la realidad supera cualquier expectativa de esperanza, es la ciudad en donde vivimos... entre discriminación sublime y exclusión social, la ciudad dista de ser perfecta, pero no por eso deja de ser el depósito de miles de cientos de sueños por cumplir. Es aquí en donde cabe el espacio público y el alcance de éste.

Una ciudad con calidad de vida es una ciudad en donde el espacio público es el necesario para poder proveer a sus ciudadanos de espacios libres, en donde pueda generar vínculos sociales, redes, construir sociedad. Pero cuál es el límite del espacio público, la respuesta puede ser obvia, su límite es el espacio de lo privado. Un espacio en donde la libertad no es la mayor característica y por lo contrario pretende en ocasiones volverse un engañoso tipo de espacio público, pero con restricciones.

La Alianza... Deep Democracy.

Programa de Agricultura Urbana. El Rosario, Argentina.

La Crisis... eterna culpable de los males que aquejan a las sociedades modernas y Argentina no se queda atrás.
Pero no siempre la crisis trae cosas malas, en este caso trajo la oportunidad de ver horizontes que no existían antes para nosotros o ellos dependiendo el caso.


Ante la falta de empleos y oportunidades dentro de la vida laboral normal, provocada por la Crisis que sufrió Argentina en la primera década del siglo XXI, parecía no haber muchas posibilidades y mientras el gobierno se ataba de manos, la población de dicho país, no tenía ni que llevarse a la boca. Ante esto, es cuando los gobiernos locales, deciden actuar e implementar un programa en donde aparte de promover la participación ciudadana la ocupaba en algo productivo.

Así es como el  "Programa de Agricultura Urbana” pretendía procurar seguridad alimentaria a los ciudadanos además de lograr y fortalecer vínculos sociales, y a su vez lograr que estos se interconectaran con sus correspondientes gobiernos locales. El financiamiento de dicho programa provenía tanto del gobierno como de algunas organizaciones civiles. Este tipo de organizaciones y programas en la generalidad se dan buscando el beneficio de cierto grupo focalizado, pero no por eso excluyente  sino todo lo contrario, organizaciones como ésta pretenden generar una especie de círculo virtuoso, en donde el desarrollo provenga de la misma sociedad, pero siempre con ayuda de ciertos organismos y del gobierno mismo, es decir... "democracia participativa".

Mejoramiento de las comunidades de Los Manantiales -El Salvador, FUNDASAL-



Legalización de la tierra donde se habita.
Sin papeles, sin servicios, sin una vivienda digna. Pero sí con la decisión de permanecer. Cuando hablamos de Los Manantiales en El Salvador, hablamos de un caso en donde todo lo que antes se afirmo, ocurre. La calidad de vida del lugar es evidentemente baja, si comenzamos por decir que no tienen servicios, ni escrituras y terminando por la necesidad de desalojo de algunos habitantes ante el riesgo de morir por las malas condiciones del lugar. Una especie de Slum salvadoreño, que ha servido como punta de lanza para implementar un programa de asistencia social en donde lo que se pretende es dignificar la calidad de vida los habitantes de El Manantial, todo esto a través de la cooperación internacional –basada en acuerdos de los países desarrollados para coadyuvar con los países en vías de desarrollo y lograr que éstos puedan desarrollarse-.

Las organizaciones de la sociedad civil -y la no tan civil- no se hicieron esperar, y es así como aparece FUNDASAL, como la organización vinculante de todos los actores participantes en la mejora de la calidad de vida de este lugar llamado El Manantial, y en donde el primer paso era legalizar la tierra, lo cual traería consigo la evaluación de posibilidades de habitabilidad, es decir, se evaluaría el riesgo de la zona habitada; además de tener como principal objetivo la dignificación de la vivienda existente en ese lugar.

El programa resultó bastante exitoso y se pudo otorgar respuesta a muchas de las demandas de la sociedad de este lugar. Es decir, la cooperación interinstitucional puede darse y también rendir frutos que beneficien a la ciudadanía, quizá sea sólo un paliativo para esta problemática... pero es una buena alternativa.

PLANET OF SLUMS


En las últimas décadas la población mundial ha sufrido grandes cambios, entre ellos dejar de ser rural para convertirse vertiginosamente en urbana. Los fenómenos migratorios y la esperanza eterna de una mejor vida que ofrece la ciudad, hace que cada vez más personas lleguen a ellas con un poco más que sueños por cumplir. Y ¿qué pasa con toda esa gente? Es evidente que las ciudades tienen límites, tanto naturales como administrativos sin olvidar los sociales, pero pareciera que los migrantes ignoran ese punto y deciden –a pesar de esto- mudarse a la ciudad, ante la promesa de una vida moderna.

Es justamente este anhelo por la modernidad lo que ha llevado a cientos de miles de personas a ser parte de lo que en México conocemos como Ciudades perdidas –Slums, es el término en inglés- las cuales surgen como parte de la incapacidad de las ciudades, principalmente del tercer mundo para absorber a más habitantes y darles condiciones dignas de vivienda.

Nos vemos así inmersos en un problema que lejos de ser algo pasajero, parece no tener solución y cada vez sumar a más personas en esta clasificación, tanto así que en México se habla de casi un 20% de sus habitantes viviendo en lugares equivalentes a un Slum hindú. Las nulas condiciones de habitabilidad, la falta de recursos y servicios, entro otros no es suficiente para hacer menos atractivo un pedazo de tierra, cuando este pedazo de tierra representa la posibilidad de ver cumplido un sueño, el de ser habitante de la ciudad.

¿Qué pasa entonces con todas estas personas que a pesar de todo deciden vivir en lugares de alto riesgo, tales como barrancos o ex-rellenos sanitario? No pasa nada, a algunos puedes obligarlos a salir de esos lugares, pero habrá quienes estén más que decididos a permanecer ahí, sin importar nada. Ellos se han convertido entonces en la otra cara del sueño por la modernidad, la cara de la promesa incumplida y uno de los sectores que corre con más peligro y que más peligro representa para cualquier gobernante.

Así es como el sueño por la “libertad positiva -de Amartya Sen- que es la capacidad real de una persona de ser o de hacer algo se ve mermado e incluso mutilado justo cuando no se tienen las condiciones necesarias para poder satisfacer las necesidades mínimas de cualquier humano. Entre ellas una vivienda digna. Vamos pues por la búsqueda de la dignificación de estos habitantes de la ciudad, por otorgarles su derecho a la libertad positiva... vamos, comenzado por el discurso.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tepito... primer mundo, no gracias.

Si tepito dice que no muchas gracias al primer mundo, es porque evidentemente no es parte de él, sino quizá del tercero –mundo-. Hablar de Tepito es hablar de cosas difíciles, con sólo escuchar la historia del por qué del nombre del barrio, nos damos cuenta de la complejidad reinante del lugar. “Tepito es sólo el nombre del barrio, la colonia es La Morelos, pero antes cuando era muy inseguro los mismos vecinos tenían un  plan de seguridad basado en el chiflido y en donde si pasaba algo –peligroso, raro- en la calle, entonces el compadre que lo vio te pitaba, es decir siempre te decían, Sí pasa algo yo te pito para que sepas. Y de ahí se quedó el nombre del te pito...” –eso me fue dicho por un hombre cuando después de la lectura me aventuré a tomar un taxi y sólo pasar por el barrio, haciendo como que buscaba algo y sólo encontrando respuestas sin preguntas previas.

El barrio se ha convertido en uno de los barrios más emblemáticos –quizá no el sentido suntuoso, sino refererencial- de la ciudad, es pues inevitable que al  hablar de problemáticas del comercio en México del siglo XXI, se hable de tepito, además de tener rasgos característicos de ellos mismos, hablamos de una especie de subcultura, la “tepiteña”. Y es  esta subcultura de la cual se habla tanto en el texto, Tepito: no thanks, first world, y de donde se desprende toda esta idiosincrasia que habla de líderes, del ambulantaje, de la piratería... de su modo de vida.

Un estilo de vida a la tepiteña, en donde “¿la democracia para qué?” Y las decisiones se toman por lideres auto-elegidos, pero si algo no sale bien, entonces sólo se le ignora y todos siguen con su vida igual que antes. Un modo de ser hasta un tanto gandalla, gandalla con todos pero más con el gobierno, pues cuando el gobierno de la ciudad cree que ha logrado una buena negociación con ellos, resulta que el líder, ya no es su líder y ahora no hay acuerdos. Una vida llena de inestabilidades, pero también llena de camaradería y de sueños cumplidos –los propios y los de otros-  de sueños cumplidos porque Tepito es el oasis de los mitos comerciales, en donde igual te encuentras un bolso Louis Vuitton “Clonado” que a un niño escolar haciendo la tarea dentro del puesto, mientras papá que no fue a la escuela vende ese bolso clonado para asegurar los sueños de pequeño y cumplir los sueños de la señora clasemedia.
Tepito es en sí, y para sí. 

Capitalismo amarillo... historia de ocasión.

http://capitalismoamarillo.net/exposiciones/

domingo, 20 de febrero de 2011

¿Qué es el Derecho a la ciudad?


Es la libertad y el poder de cualquier ciudadano para formar parte del proceso de construcción y mejora continua de la ciudad en la que vive, y en la cual crece como persona. 
Por eso es importante el Derecho a la ciudad, porque en medida que tenemos la libertad y el poder de decidir qué hacer en ella, tenemos el control de nuestros hogares y la libertad de reconstruirnos a nosotros mismos.

Cities & citizenship...

Hola soy Ariana y soy mexicana.
Hola soy Ariana y soy ciudadana mexicana.
Hola soy Ariana y soy ciudadana americana, mexicana de nacimiento.
La tercera frase es falsa. Pero aún así, de las dos primeras, no sé cuál sea la más verdadera.
Sí, soy Ariana y soy mexicana, pero ¿ciudadana? Lo soy, lo soy desde el momento en que he aceptado ir y hacer los trámites de mi credencial de elector justo antes de cumplir 18 años, y cuando los tuve... ir por ella y ser totalmente una ciudadana mexicana. Ciudadana responsable, lo dudo, quizá sea mayormente responsable. No tiro basura en la calle, no robo, no me embriago en la vía pública -en la privada, quizá-, pago mis cuotas escolares, no veo televisión más de 8 hrs. seguidas, jamás he ido a prisión preventiva... y he votado en un par de ocasiones -las únicas en las que he podido ser participe-. 
Aún con eso, sé que soy ciudadana porque tengo derechos y obligaciones que adquirí con mi famosa IFE, pero no hubo una ceremonia oficial en donde se me leyeran todas mis nuevas adquisiciones. No creo que hacer fila por 2 hrs., oír mi nombre de voz de una señora algo gangosa y firmar algunos papeles, sea un acto oficial digno de ser recordado como el momento en que adquirí mi ciudadanía, pero dicen que ese fue el momento en que "la" obtuve. Y aunque duele reconocer que no tuve ningún acto pomposo por aquello, fue ahí en donde me convertí en Mexicana con todas las de la ley.
Quizá para mí es fácil reconocer qué día me volví mexicana, pero para otros, quizá no sea tan fácil.
Hablo de mis paisanos que viviendo en el mismo México que yo, están lejos de ser mexicanos... ellos que viven en esos lugares que el INEGI nombra como zonas geográficamente discriminadas, es decir viven bien pero bien lejos de la civilización -algunos dicen que hasta en cuevas-, de ser esto cierto, no creo que sepan los alcances de su ciudadanía, puesto que todo ciudadano mexicano tiene derecho a vivir en una morada digna. ¿Serán ellos entonces menos mexicanos, que nosotros los que vivimos en la ciudad? No tengo una respuesta certera, pero sé que estando en las ciudades es más fácil tener una cultura cívica y política más pulida en que en un ambiente rural, además sé que en los lugares en donde más población se concentra, para el gobierno es más preocupante no dar una respuesta a sus demandas, ya que los movimientos sociales que puedan generar son bastante peligrosos para la estabilidad del gobierno mismo.
Ser ciudadano no depende de una ciudad, pero estando en ella es más fácil serlo, estando en ella, se es un ciudadano de mejor calidad, con mejores servicios, un ciudadano visible.

No basta con vivir en un país, o en una ciudad, ¿somos ciudadanos a donde quiera que vayamos? No, es triste decirlo pero somos ciudadanos en medida de lo que las leyes dictan. Y no podemos andar por el mundo pensando en que somos ciudadanos del mundo y todos tenemos las mismas libertades y derechos, y ahí... nuestros paisanos que viven al rededor del mundo, ¿están protegidos? Lo están en medida de su estatus legal, y después de eso, no. Quizá el que un papel te diga, Señor es usted ciudadano de X o Y país, nos hace sentirnos seguros en él, pero no nos hace sentirnos de él. La gran parte de las veces, cuando alguien deja su lugar de origen, desarrolla una especie de nacionalismo tardío, en donde las nostalgías recurrentes no son las suficientes para volver, pero sí lo son para reconocerse como Mexicanos.
Ser ciudadano no es lo mismo que tener una nacionalidad, y eso no debería importarnos, todos somos iguales en medida de la tierra que pisamos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Eterno sueño sin retorno.

¿También el tuyo se fue? -Sí, necesitábamos terminar de construir la casa.
Quizá una de las cosas más extrañas que me hayan pasado en los últimos días es volverme un radar en las conversaciones ajenas y poder extraer de ellas vivencias que de no ser ajenas, jamás hubiera podido “vivir”  y de las que siempre se puede aprender algo. A continuación narraré la historia de dos mujeres adultas y su experiencia al construir  un sueño, su casa.

Ambas mujeres, tenían visiblemente más de 50 años, son vecinas y viven en el norte del Distrito Federal, eso lo sé porque el Metro de nuestra ciudad nos permite conocer diariamente a cientos de personas diferentes, que en algunas ocasiones se abren ante los ojos y oídos de todos los pasajeros de un vagón para contar intimidades a un amigo compañero de viaje, que terminan siendo escuchadas por todos los presentes.

El lugar era un establo –dijo una de ellas- yo ya me quería ir a mi casa, con mi mamá, ella vivía allá en la Morelos, imagínate, toda la vida con tanta gente y de pronto llegar ahí y ver que no había casi nadie, apenas éramos como tres familias y lo peor es que mi marido me dejaba ahí metida todo el día, que para que no nos fueran a invadir, con el miedo que me daba. Pero me aguante, y me aguante no por mi, sino porque mi papá fue a hablarme, a decirme que así es la vida y que tenía que sufrir tantito para tener las cosas, así como ves ahorita la casa, comenzamos con dos cuartos, uno que era la cocina -comedor y el otro la recamara.

Justo una noche antes de escuchar esta conversación había hecho la lectura del Diagnóstico de la Calidad de vida en el DF, y no podía evitar vivir todo lo que la señora narraba. Entonces recordé el fenómeno de la autoconstrucción y fue cuando ella le conto a su acompañante que entre su marido y su suegro habían hecho la primera parte de esa casa, y después, la cosa se puso dura –esas fueron sus palabras- y fue cuando su marido tuvo que irse... pues tenían que terminar la casa, porque ya tenían tres hijos y con el sueldo que tenía él, jamás iban a terminar. - ¿Y para dónde se fue? Yo me fui con mi marido a Nueva York, pero vieras cuánto nos costó para conseguir trabajo –fueron las palabras de la otra mujer, aquella que sólo escuchaba, pero ahora también contaba su historia-. Se fue a San Francisco, pero no creas que fue fácil, yo sola con los tres chamacos y mi marido que quería que su papá siguiera construyendo la casa solo, no, no, ya pasaron más de 20 años de eso y todavía seguimos construyendo, ya estoy harta, toda la comida me sabe a cemento.

No pude evitar sonreír ante el comentario de la señora, “toda la comida me sabe a cemento” , pensé entonces en las casas de venta de materiales y en todos los números que dicen que 70% de su capital entra por las ventas al menudeo , y la eterna mejora de las casas que han surgido con el fenómeno de la autoconstrucción , la casa de la señora llevaba al menos 20 años sin dejar de ser construida, primero fue su marido junto con su suegro para después añadir a los hijos y así, tenía una familia con el sueño de ver su casa terminada, un sueño eterno con mejoras eternas, porque siempre aunque parezca que ya está, siempre sale algo más –dijo la señora con bastante firmeza.

Ambas mujeres habían llegado allí desde su juventud, con sólo sueños en los bolsillos y miedo, miedo a que las cosas no salieran bien. La otra mujer, aquella que apenas hablaba dijo –Tanto que hemos sufrido para tener nuestras cositas, como para dejarlas así, ya cuando mis hijos ganen más dinero entonces vamos a terminar la casa-. Era más que innegable, la autoconstrucción para ellos era una forma de vida, era la esperanza eterna de un futuro mejor, la comida necesita saberles a cemento para poder sentirse realizados, para poder tener sus cositas.
Quizá por fuera sea un fenómeno difícil de entender, pero estando allí, solo, ocupando un terreno de manera ilegal, temiendo a un desalojo, construyendo sin descanzo... quizá sólo estando en esa posición entenderíamos el por qué de la apariencia de eternidad en la autoconstrucción, ¿por qué parece que nunca terminan? 

domingo, 13 de febrero de 2011

Deep Democracy

Seguramente si justo ahora saliera a la calle a preguntar ¿Qué es democracia? la mayoría de las personas responderían algo que de alguna manera se relacionara con el sufragio electoral, con las campañas políticas o con la frase que aprendimos en la escuela básica, "La Democracia es el gobierno del pueblo" y quizá sea una de las cosas que todos damos por sentado en nuestra realidad, pero basta con que alguién un día de pronto nos cuestione acerca de lo que entendemos por Democracia para comenzar a tener problemas existenciales y entonces cuestionarnos acerca del verdadero significado de ésta.

Quizá cuando nacemos siendo parte de un país "democrático" nadie nos enseña o alecciona al respecto de lo qué es la Democracia, pero todos entendemos que vivir en democracia es tener cierta libertad, es poder escoger entre uno u otro, pero, ¿realmente sabemos ser ciudadanos de un país "democrático"? en efecto, quizá no sea fácil decirlo pero necesitamos ejercer la democracia para decir que vivimos en ella, pues el gerundio es la única manera de entenderla en su más amplio sentido. 

La solidaridad del mexicano es quizá uno de los más grandes dones de este gran pueblo, y basta con ver el número de Organizaciones de la Sociedad Civil que han surgido en la última década con la intención de ser parte  de un cambio, un cambio que es de todos y no sólo de unos, para descubrir que cada vez somos menos los que creemos que la Democracia es sólo ir a votar y dejar que nuestros gobernantes hagan algo por nosotros, en una especie de voto de fé. Hemos comenzado así, a ser un pueblo consciente de nuestros problemas y conocedores de los males que aquejan a nuestra sociedad, lo cual nos coloca en ventaja para poder resolver muchos de los nuestros conflictos de manera exitosa, pues nosotros sabemos cómo se han de hacer las cosas adecuadas a la medida de nuestras necesidades y no sólo acatamos ordenes de alguien que cree saber qué es lo que necesitamos.

Justo en esta dinámica es en donde entramos como sociedad civil organizada, una sociedad que no encuentra el límite el la urna electoral sino en la acción por tratar de resolver un problema, en poder colaborar junto con las autoridades para poder tener respuestas y soluciones reales, y no sólo paliativos. Porque sólo trabajando juntos, disminuyendo nuestras diferencias es como lograremos salir adelante, estableciendo vínculos de comunicación efectiva y teniendo todos la capacidad de reconocernos como actores de todo esto a lo que llamamos nuestro entorno.
Deep Democracy... Democracia profunda, necesitamos todos ser parte de ella, volvernos ella, pero necesitamos también que la democracia sea entendida como algo más que ir a votar, que sea entendida como un modo de vida en donde lo uno que importa es la seguridad que podamos tener en cualquier sentido.

sábado, 5 de febrero de 2011

The right to the city.

El derecho a la ciudad. Quizá como citadinos creamos tenerlo, pero ¿realmente tenemos derecho a la ciudad? La respuesta puede ser un simple sí, pues el sólo hecho de vivir en ella nos hace sentir sus propietarios, aunque realmente no seamos más que los habitantes de una ciudad huérfana o en todo caso una ciudad con cientos de padres y madres que la han dejado a la deriva, y ahora por sí misma se convierte en el cúmulo de todos los sueños y esperanzas de sus progenitores y aquellos que la han adoptado como recipiente de sus nuevas ilusiones, además de ser la respuesta a ellas. La ciudad se edifica entonces como el reflejo de los sueños del hombre, pero no responde al hombre como amo, padre o camarada, y no responde a él, no porque no quiera, sino más bien  porque nosotros mismos hemos delegado nuestro derecho a la ciudad, junto con nuestra soberanía. Sí, hemos perdido gran parte de nuestro derecho a la ciudad desde el momento en que votamos por otro que se encargará de velar por nuestros intereses y de saber cuáles son nuestras necesidades, pero ese otro puede traicionarnos o simplemente olvidarnos y actuar, no por los intereses de la mayoría, sino por los intereses que se ligan con sus sueños de Poder. Así, no es que un día el derecho a la ciudad se nos perdiera, es sólo que la ciudad nunca ha sido más nuestra que cuando soñamos con ella, cuando caminamos en ella, cuando nos convertimos en ella, pero también es la ciudad de todos y nadie, una ciudad rebelde que aveces es dominada y contenida por los otros y en otras veces es apapachada por ellos, pero nosotros, sus células hemos olvidado como exigir nuestro derecho a la ciudad y nos conformamos con decir que es nuestra, aunque nunca hayamos hecho nada por ella. 
  
La ciudad es nuestra porque aquí vivimos, es lo que creemos. Pero cuando las cosas son nuestras tenemos la libertad de hacer en ellas los cambios que nos plazcan y éste no es el caso. Cuando soñamos, nuestros sueños no son sólo nuestros, gran parte de las veces son sueños compartidos, proyecciones de necesidades colectivas... pero ¿Dónde está  la vía que nos permita el acceso a la reconstrucción continua de la ciudad?¿En dónde queda nuestra voz como habitantes de la ciudad? Los intereses de los otros, esos que nosotros elegimos o aquellos que dejaron de ser como nosotros para convertirse en cómplices de los que toman las decisiones de lo que se hará en nuestro hábitat citadino, pensando siempre en obtener cada vez más poder, son los que si tienen voz y voto en el hacer y deshacer en la ciudad, dejándonos a nosotros en una especie de desprotección ante sus deseos y la suerte de sueños de grandeza que puedan tener.

La ciudad se ha vuelto así en el instrumento perfecto para colocar capital y multiplicarlo, una y otra vez hasta agotar el binomio. Mientras que sus habitantes se convierten en la última preocupación, para aquellos que tienen la capacidad de decidir aunque sean ellos mismos -los habitantes- quienes hayan decidido a quién o no poner en esa privilegiada posición. ¿Vivimos entonces en ciudades que nos acogen o somos nosotros quienes acogemos ciudades aunque estás no sean buenas anfitrionas? Lo único que es notable, es que la ciudad en la que vivo -Ciudad de México- piensa en sus habitantes porque es el máximo laboratorio electoral del país, pero piensa en ellos como lo haría un padre de niños pequeños, dándoles un dulce para olvidar las cosas o respondiendo con mentiras a los cuestionamientos incómodos. Deberíamos quizá tomar nuestra voz, levantarla y pedir lo que necesitamos, deberíamos quizá, no sentirnos solos en una ciudad de 8,720,916  millones de habitantes y saber que estamos junto a 8 720 915 millones más, y no basta con entrar a un vagón de metro y reducir nuestro espacio vital a 30 cm cuádrados para poder estar unidos y saber que podemos contar el uno con el otro. Sólo tenemos que reconocernos como sociedad y recordar que tenemos el derecho a la ciudad, tanto como lo tienen los otros.



Reflexión basada en el texto "The right to the City" de David Harvey.